lunes, 14 de diciembre de 2009

Causalidades

Estudié en el IUNA. Curcé durante dos años la Licenciatura en Artes Plásticas. La experiencia duró lo suficiente para que notara 3 cosas:
1) Tienen docentes maravillosos,
2) El plan de estudios es un horror,
3) Si tu idea es producir, conseguí un maestro y un taller, porque la búsqueda del Instituto es otra.

Poco antes de empezar con el IUNA, también había empezado a cantar. Y cantar... Cantar es más liviano: No implica cargar con 10kg de insumos de librería; con una carpetita ya estás. Además podés cantar en grupo... Y eso es increíble. Extraño un poco el trabajo coral... Pero bueno, así fue como dejé los oleos en un rincón, y empapelé mi cuarto con partituras.
Pasaron varios años desde entonces... Unos 5 o 6.
Hace casi un año decidí volver a la plástica. Recuperé los óleos de la casa de mis viejos, me compré un atril nuevo (el mío lo había regalado), y compré un bastidor. Con la muerte de mi abuela dejé todo un poco de lado, pero hace unos 3 o 4 meses que estoy tratando de volver. De la época de la escuela, me quedó pendiente hacer algo de grabado. Curcé sólo el primer nivel, pero lo disfruté tanto, tanto... que hasta pensé en cambiar de especialización. Nunca llegué a hacerlo porque terminé migrando otra vez de facultad, recibiéndome de otra cosa; pero la inquietud se quedó conmigo.
Desde que estoy tratando de retomar, estoy buscando un taller de grabado como la gente sin mucha suerte. A lo sumo me crucé con algún intento de taller, plagado de señoras paquetas que no tienen nada mejor que hacer, y que eligieron el grabado en lugar de hacer pintura sobre madera. Lugares inmaculados, donde la creatividad está encerrada en una cajita de cristal, no sea cosa que nos manchemos.

Esa era mi situación el sábado.

El domingo pasado, fuimos con Marido a tomar un helado. La heladería prometía: La publicó un blog amigo como una de las mejores heladerías de barrio. Caminamos las 8 cuadras entre la heladería y nuestra casa, entramos y, ahí nomás, detrás de la caja, estaba él: El jefe de la cátedra en la que cursé grabado en el IUNA. Un tremendo artista.
Hablamos dos palabras sobre la escuela, que no era lo mismo que la Pueyrredón, y nos quejamos juntos.
Y obvio que le pregunté.
Y me contó que él da un taller de grabado en un museo que está a unas 5 cuadras de casa.
Y nos invitó el helado, con la condición de que estudie.
Me emocioné tanto que casi ni le sentí el gusto al Chocolate Griego...

6 comentarios:

Romi dijo...

¡¡Buenísimo!! Qué causalidad, tal cual. :) ¡Besos!

Anónimo dijo...

Buenisimooooooooooooooooooooooo

Nena me alegro mucho

:) Te quiero.

La Garrapata Vegetariana dijo...

Pero que buen helado, la p*ta madre

Zoqueta dijo...

Qué buenoooooooooooo
Esas casualidades son lo más :D

Unknown dijo...

Las vueltas, donde uno menos lo espera. : ) Buenísimo el blog!

¨ce_ dijo...

^^