jueves, 11 de marzo de 2010

Traveling

Cuando falleció mi abuela, mamá dijo que quería que la crememos y que la llevemos a las sierras.
En ese momento jamás se me hubiera ocurrido que podía pasar lo que pasó.
Me cuesta decir que mamá murió. Todavía se me llenan los ojos de lágrimas.
Pasado mañana empieza el último viaje con mamá, y esta semana ya me caí en la vía pública, tuve brotes alérgicos y me empecé a contracturar. El cuerpo trata de expresar lo que uno no puede poner en palabras.
No quiero ir a este viaje pero si quiero. Desde lo inconsciente me niego tajante, pero desde lo consciente sé que me va a hacer bien, que necesito las vacaciones que vienen después, que me hace falta... Pero si fuera por mi, mamá no llegaría nunca a las sierras. Me cuesta dejarla. Me cuesta despojarme de ella. Me cuesta soltar... Pero es algo que hay que hacer. Mi vida con mamá ya es parte del pasado, y no hay que aferrarse a lo que ya no es. La única forma de disfrutar del presente es hacer las paces con lo que pasó, por mucho dolor que nos cause.
El problema es que yo sigo sintiendo que el pasado me debe algo, que me debe un rato más de mamá. Será cuestión de que nos sentemos a charlarlo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ya lo hablaras, el pasado siempre esta ahi para escucharte...siempre, nunca se va, cuanto tengas que tomarte un café con el lo haras.
Pero querida amiga, tu lo escribiste muy bien, ahora no.

Besos y te quiero.

Fran dijo...

Como te entiendo, posta. Nada, todo a su tiempo y nada de forzar.