jueves, 8 de julio de 2010

Hacer las paces

El tiempo pasa y con él nos vamos dando cuenta de que realmente es así, y que no se detiene. Es una cinta que avanza non-stop hacia los confines del futuro; sin rumbo fijo, sin baranda, sin cinturón de seguridad.
El tiempo se mueve y, de maneras misteriosas, todo empieza a encontrar su lugar: Todo se acomoda.
Y sé que seis meses atrás yo sentía distinto, pero hoy es más fácil. Hoy siento que puedo.
Esta mañana Marido me hizo llorar. No me gusta llorar, así que si lloro es por algo serio. Y en lugar de no hablarle por todo el viaje, en vez de no mirarlo nunca más, lo agarré de la mano. Le hice una caricia y seguí llorando.
Lloré porque duele.
Él no me lastimó queriendo pero, contra todo pronóstico, pude perdonarlo ahí mismo, a las 5:40 de la mañana.
No me reconozco, pero esa chica que veo, me da esperanza. Y me animo a pensar que todo pasa por una razón. Y sigo sin permitirme festejar a pleno las cosas buenas que llegaron como consecuencia de la ausencia de mi “mume”…
Pero, de vez en cuando, sonrío.

3 comentarios:

Ana María Mesa Villegas dijo...

Sonríe con ganas que debe ser que ella te las manda! lo único que lamento de tu blog es que no lo actualices diario, me en-can-ta!!!
Un abrazo desde Colombia (ya ni recuerdo cómo llegué por acá)

Anónimo dijo...

Y te juro querida amiga que ese de vez en cuando y esa sonrisa vale mas que nada.

Besos hermosa para vos y marido...

¨ce_ dijo...

Gracias Ana!
El blog va y viene de acuerdo al ánimo, así que veremos cómo sigue.

Gracias Princesita ;)
Nos veremos pronto?