jueves, 21 de enero de 2010

Train wreck

Estoy harta del "Tren de la Alegría".
Así me autodenominé hace unos días, hastiada por lo interminable de esta sensación.
Quiero estar contenta por más de 45 minutos y que no se me llenen los ojos de lágrimas cada vez que te pienso.
Necesito que deje de doler cada vez que imagino que el día que yo lleve en mi vientre a tu primer nieta, no voy a poder contarte. Que no voy a poder llamarte para quejarme de mis tobillos hinchados. Que no vas a estar ahí para decirme que todo va a estar bien. Porque las cosas no siempre están bien.
Yo me repetía, cuando esperábamos tu parte médico, que íbamos a estar bien. Mi mantra. Toda mi esperanza en el único lugar en que podía ponerla:
"Vamos a estar bien, todos vamos a estar bien."
Y no, Ma. No estamos bien.
Nos dejaste con las ganas. Con ganas de hacerte abuela. Con ganas de que te rieras de mis miedos. Con ganas de tenerte acá, con nosotros.
Quiero poder pensar en el día de mi casamiento sin angustiarme porque estabas tan linda. Quiero poder ver tus fotos con ganas, en lugar de esquivarlas porque duelen.
Pero no, uno no obtiene lo que quiere.
Y la vida se siente ingrata, como si no valiera la pena.
Estoy cansada de llorar durante horas, y que la sensación más parecida a la paz sea ese adormecimiento que te da cuando los ojos se te cierran por lo hinchados, y la cabeza te duele tanto que ya nada importa.
Basta.
Por favor, basta.

4 comentarios:

La Garrapata Vegetariana dijo...

Madre hay una sola dicen, y es verdad. Ese ser que nos parió (en el buen sentido) comparte un vínculo único con nosotros.
Por otro lado la "función de madre" si puede ser ocupada por algunas personas especiales ya sea porque la original está lejos, no está o simplemente la vida puso a más de una persona en esa tarea.
Vas a tener a quien llamar para quejarte, va a haber mucha más gente de la que imaginás diciéndote que hacer, que no hacer y como no hacer las cosas.
Y aunque todas esas personas no sean tu madre hay algo que si comparten con ella: Te quieren mucho.

Abrazo desde la distancia.

Anónimo dijo...

No puedo decirte nada, pero nada, solo que te quiero mucho, que te adoro, que te mando mil abrazos, que por mas que no escuches mi voz ni yo la tuya estoy ahi, que como dice la garrapata, hay mil personas a quien llamar para quejarte, llamame... cuando quieras quejate, podes putearme, te presto mi hombro para llorar, podes hasta pegarme mira! Y como dice tambien garrapato, no sere tu madre, soy tu amiga, te quiero mucho y no estas sola, porque cada vez que te leo yo intento ponerme en tus zapatos, y me duele, entonces...entonces te comprendo y por eso todo esto.
Miles de abrazos, miles de besos, miles de te quieros.
Y lo demas...lo demas te lo digo luego.

TE QUIERO.

YoJimena dijo...

Cuanto lo siento.

Llorá lo mas que puedas sin reprimirte, la angustia hay que descargarla, si la contenes es peor. Con el tiempo vas a encontrar la paz que necesitas para recordarla sin tanta angustia.

Yo me aferre a una frase que alguien me dijo, "la muerte no es una ausencia, sino un cambio de presencia". Los que te quieren siempre te rodean, a su forma.

Besos.

Karina dijo...

Solo quería decirte que todas las cosas que venis contando me tocan muy de cerca porque yo también perdí a mi vieja por una enfermedad de mierda como es el cáncer. Yo era chica, ella era joven, tuve esas ilusiones infinitas de que se iba a curar y toda una vida de hermosos planes posteriores aún cuando el desenlace fuera más que evidente. Estuve junto a ella y pasamos como pudimos ese momento, como todos los momentos que vivimos, siempre juntas. El tiempo me llevó a interpretar que ella me enseñó la lección más cruel que fue la de su propia muerte y cómo seguir después...aunque hayan pasado muchos años, hoy no sé si aprendí o qué, ya no lloro todos los días, pero si pienso en ella cada día, la recuerdo y a veces la necesito más de lo debido y sé que la volveré a necesitar por el resto de mi vida cuando quiera que me comprendan tan solo con la mirada o cuando haya alguna cosa que me gustaría que ella supiera o viera...o con cualquier excusa de por medio. Es una despedida imposible, eso lo tengo claro. Más difícil e imposible cada vez que recuerdo su perfume, sus besos, sus abrazos, su sonrisa, su calor, sus te quiero, sus te amo, las palabras que inventamos y toda esa infinidad de detalles que ella se llevo...porque las madres son así, un poco ángeles y también un poquito jodidas...todo sea para ponernos a prueba y decir "a ver hijita ahora qué haces?, a ver cómo te las ingenias para salir, te la deje difícil!, todo sea para que sepas que podes aún sin mí". Y vos vas a poder, como siempre, lleva tiempo.