lunes, 11 de enero de 2010

The wet blanket

Cuando fuimos a celebrar el cumpleaños de mi primo Germán, mi viejo lo dijo medio en joda, medio en serio: "Y ahora vamos a arruinarle la noche a la gente que salió a comer". Cuando no salís a comer afuera todos los días, hacerlo es como una celebración... Un festejo sutil, si se quiere. Y si cuando salís a celebrar, te encontrás con una mesa de 5 adultos y dos niños, de la que más de la mitad tiene los ojos en compota, es que algo no anda bien.
Me siento una outsider en todas las actividades que incluyan felicidad. Hasta un encuentro casual con amigos de Marido, que te preguntan con la mejor onda "¿Cómo estás?" se transforma en ese lugar inhóspito.
Holanoestoybienmamámurió.
Terminé hasta pidiendo perdón. Perdón por tener esta inmensa cara de culo.
¿Qué me pasa?
No puedo andar por ahí disculpándome porque mi mamá se murió el día después de navidad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Y no hay que disculparse reina, para nada.
El resto lo dijiste todo vos en el post.

beso t.q.m